Estados Unidos depende del trabajo de los inmigrantes para muchos de sus servicios de salud, y en especial para la atención de ancianos y discapacitados, según un estudio que cifra en tres millones los migrantes vinculados a este sector. La investigación, que analizó los datos de 2017 recopilados por la Encuesta de Población Actual (CPS) de 2018 elaborada por la Oficina del Censo, evidenció que más de un millón de trabajadores dedicados a la atención de salud a largo plazo son inmigrantes.